
Su mecanismo sólo se había demostrado en ratones. El estudio fue realizado bajo la dirección de Lustig RH, realizó otras investigaciones muy interesantes sobre la correlación entre la comida basura y la adicción que genera, así como la generada por el azúcar y los edulcorantes.
Cabe destacar que sus publicaciones más controvertidas no están disponibles para el público en general, ni siquiera en su forma abstracta. ¿Podría ser una conspiración o una maniobra comercial de dudosa fiabilidad?
El mecanismo fisiológico y antropológico de la adicción a las sustancias dulces se conoce desde hace tiempo: el hombre Paleolítico cuando encontraba sustancias altamente energéticas y de fácil digestión (los azúcares) tenía que comer tanto como fuera posible, creando así una reserva de grasa que pudiera utilizar en otro momento. De esta manera, la adicción al azúcar tuvo un papel importante en la evolución, salvando a aquellos que poseían estas características fisiológicas y genéticas sobre los que no.
Por lo tanto, el azúcar y los edulcorantes deberían ser considerados por el público en general como alimentos de dudosa utilidad. La protección al ciudadano comienza con la protección de su salud y la prevención, con educación e información.
El hecho de que el azúcar y los edulcorantes causen adicción no puede ser pasado por alto en los anuncios publicitarios, por un lado fomenta el deporte y la salud para todos, mientras que por otro, los desayunos ideales son 4 galletas, fruta y un vaso de leche. Este tipo de mensajes hace que la gente se sienta incompetente y desanimada, a pesar de estar haciendo todo lo posible para dejar de comer y bajar de peso (como si fuera esta la estrategia adecuada y saludable, lo cual no es cierto). Al menos los fumadores reciben información de cómo fumar causa cáncer y cómo la nicotina, al igual que la cucharadita de azúcar en el café, crea adicción.
Llegados a este punto es inevitable reflexionar cómo la salud de la población se protege, quizá con la falta de información sobre el azúcar o con la idea de que las personas con obesidad, como los fumadores, no deberían recibir tratamiento de la sanidad pública (un tema muy debatido en Gran Bretaña).