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Los alimentos fermentados y las reacciones relacionadas con la levadura están involucrados en las enfermedades autoinmunes

25273073_mArtritis reumatoide, síndromes de intestino irritable (como enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), enfermedad de Hashimoto, artritis psoriásica, diabetes tipo 1 y desórdenes desmielinizantes (por ejemplo la esclerosis múltiple)… Día tras día, éstas  y otras condiciones parecen tener en común los mecanismos inflamatorios, aquellos que involucran a las reacciones relacionadas con la levadura y alimentos fermentados.

La reactividad inflamatoria de los alimentos es importante en la aparición de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o aquellas que afectan al intestino (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa). Este papel es tan importante, que nos ha llevado a tratar a los pacientes afectados por estas enfermedades a través de terapias específicas basadas en el profundo análisis de los niveles inflamatorios y de la reactividad de los alimentos.

En los últimos meses, conocidas revistas científicas han publicado diversos artículos, destacando la existencia de la reactividad de la levadura como promotor potencial, si no causal, de numerosas enfermedades autoinmunes.

La reactividad a la levadura y a los alimentos fermentados se está convirtiendo en el parámetro más frecuente entre los pacientes, muy seguido por la reactividad al gluten/ trigo y por la del níquel y productos relacionados.

Sin lugar  a dudas, las reacciones a la leche y sus derivados ya no son las más comunes, al menos en centroeuropa. Han dado paso a otras reacciones emergentes relacionadas con los nuevos hábitos de alimentación y los procesos de producción diferentes al pasado.  Sin embargo, debemos recordar que el mecanismo patológico de las enfermedades autoinmunes es impulsado por las citoquinas inflamatorias como el factor de activación de las células B (BAFF), también liberada en respuesta a la ingesta de ciertos alimentos, como ya se ha descrito para el Lupus eritematoso y cambios relacionados con la tiroides.

En octubre de 2013, un grupo de investigadores italianos publicaron un artículo en el Clinical Reviews in Allergy and Immunology, describiendo la correlación entre la levadura de cerveza y del pan (Saccharomyces cerevisiae) y enfermedades autoinmunes (con un título intrigante: “de hacer pan a la autoinmunidad”), proporcionando una interpretación original e innovadora al tema de la autoinmunidad (Rinaldi M et al, Clin Rev Allergy Immunol. 2013 Oct;45(2):152-61. doi: 10.1007/s12016-012-8344-9). 

El grupo de investigación analizó la base de datos del Centro Nacional de Información Biotecnológica (NCBI), en busca de similitudes y homologías entre autoantígenos ( las moléculas contra el cual los anticuerpos se dirigen) y sustancias biológicas. Sorprendentemente, fue descubierta una homología del 83% entre la levadura de manano y la mayoría de los autoantígenos comunes.

De acuerdo con las teorías propuestas por Finkelman y Ligaarden, esto significa que cuando nuestro organismo produce anticuerpos contra la levadura -como es normal y fisiológico cuando la levadura y sustancias fermentadas forman parte de nuestra dieta o en respuesta a un exceso de ciertos alimentos (pizza, pan, queso, vino, galletas, bollos de leche, yogur)- está también produciendo anticuerpos que pueden reaccionar contra un antígeno, que son partes de nuestro cuerpo potencialmente capaces de inducir, favorecer o incluso provocar varios tipos de enfermedades autoinmunes.

Los anticuerpos anti-levadura pueden ser detectados en el cuerpo muchos años antes de la aparición de la enfermedad autoinmune, como se ha confirmado en numerosas muestras almacenadas de sangre de soldados que tras los años desarrollaron la enfermedad de Crohn.

Esto significa que prestando un poco más de atención a nuestra alimentación, eligiendo una dieta variada y manteniendo los ojos abiertos ante cualquier señal del cuerpo (inflamación alimentaria y valores de IgG, tal como realiza BioMarkers), puede ayudar a prevenir y sanar con eficacia este tipo de enfermedades, de la misma manera que hemos estado haciendo durante años. Sin entrar en detalle en cada estudio, vale la pena destacar:
  • Un estudio húngaro publicó en European Journal of Neurology un documento con la alta incidencia de anticuerpos anti-levadura y anti-gluten en personas afectadas por esclerosis múltiple (Banati M et al, Eur J Neurol. 2013 Nov;20(11):1492-5. doi: 10.1111/ene.12072. Epub 2013 Jan 7);
  • Dos estudios realizados en Monastir University (Túnez) Departamento de Farmacología, publicado en Endocrine Research y Rheumatology International, describen la asociación entre la anti-levadura de cerveza y trastornos de la disfunción tiroidea (en concreto la enfermedad de Graves comparada con la enfermedad de Hashimoto), y el aumento significante de los anticuerpos IgG contra levaduras en pacientes con Lupus eritematoso sistémico (LES). Ambos artículos proponen la dieta como una causa potencial ambiental o causa relacionada en el desarrollo de estos trastornos;
  • Un estudio publicado en el Annals of Rheumatic Disease por un grupo de reumatólogos de Northwestern University – Feinberg School of Medicine (Chicago, USA), destacaron la posibilidad de que los receptores Toll-like tipo 2 (TLR2s) pueden ser los culpables de mantener la inflamación crónica activa, desde que se descubrió una molécula derivada del tejido sinovial que es capaz de activar estos receptores. Es importante recordar que los TLR2 son algunos de los receptores activados directamente por las reacciones alimentarias y representan un componente de la inmunidad innata (en otras palabras, inflamación), cuyo papel y relevancia se han hecho especial hincapié en este artículo en comparación con las reacciones mediadas por anticuerpos. (Shi B eta al, Ann Rheum Dis. 2012 Aug;71(8):1411-7. doi: 10.1136/annrheumdis-2011-200899. Epub 2012 Apr 20).
Una producción literaria tan prolífica indica la necesidad de un análisis más profundo en torno al papel del ambiente (por ejemplo, la dieta, reacción alimentaria y contaminación) como detonante decisivo en el desarrollo de la autoinmunidad.

La mentalidad en torno a la autoinmunidad está cambiando radicalmente gracias a éstas, y otras, recientes evidencias. Hoy en día, no deberíamos pensar como el resultado de una producción de anticuerpos contra nosotros mismos, sino como una alteración de la organización inmunológica; los síntomas son el resultado de la agregación anormal de anticuerpos, autoanticuerpos y proteínas homólogas de los alimentos, que representan serios estímulos de inflamación crónica (quien piensa en la autodestrucción ¡está totalmente equivocado!).

Todo esto representa una mejora significativa de la calidad: hoy en día, la gente piensa erróneamente en enfermedades autoinmunes como una actividad irracional del cuerpo contra el mismo. En realidad, es el resultado de la falta de coordinación inmunológica, por lo que las opciones dietéticas individuales juegan un papel relevante, así como dar a cada uno la opción de decidir su propio destino.

El impacto de los estímulos inflamatorios derivados de una dieta rica en levadura y alimentos fermentados se está volviendo más relevante, conociendo su naturaleza e impacto en nosotros nos ofrece la oportunidad de entender cómo mantener el bienestar o la forma de recuperarlo cuando se ha perdido.

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